viernes, 13 de abril de 2012

Gotta be you, capítulo 31

Capítulo anterior:

Me calló con un abrazo y me dejó tranquilizarme en sus brazos. Ya no lloraba, si no que substituí mi llanto por una pequeña sonrisilla que el me había sacado. 


Capítulo 31:

Al instante en que nuestros cuerpos se encontraban entrelazados con ese abrazo cariñoso, empecé a notar como se iba acelerando ligeramente nuestras respiraciones. No solo la mía, si no que la suya también. Esas mariposillas que solemos sentir cuando estamos con la persona que nos gusta aparecieron de nuevo, mientas yo aspiraba su delicioso aroma varonil. Ligeramente el se fue separando hasta hallar mi mirada y entablar una conexión fulgurante con mis ojos. No tardé en morderme el labio inferior, animándolo a dar el paso. El, se mojó los labios y en unos pocos segundos encontró mi boca, besándola dulcemente. Fue uno de los mejores, bueno, el mejor beso que me habían dado nunca. Era extremadamente dulce al principio, pero con los roces se fue volviendo más y más apasionado. Nuestras lenguas danzaban y nuestro cuerpo pedía más. Finalmente tuvimos que detenernos, y entonces empezamos a intercambiar sonrisas. 
  • ¿Ya te encuentras mucho mejor?
  • La verdad es que estoy mucho más tranquila. Muchas gracias Hazza.
  • De nada princesa. 
Apoyé mi cabeza en su hombro y me dediqué a aprovechar esos momentos íntimos que estábamos compartiendo. Que estaba compartiendo con el chico de mis sueños. 
  • ¿Quieres darte una ducha?, Vale eso ha sonado un poco pervertido, pero es que estás tan helada.
  • No creas, ahora mismo estoy muy agustito.
  • Jajaja ¿es que yo te caliento?
  • A quien no calientas tu, ¿Harry sexy Styles?
  • Me alegra ver que has recuperado la sonrisa.
Nuestras miradas se volvieron a encontrar, y un estallido de ternura salió de esa protección que el me estaba dando, el no tenía por qué portarse así conmigo, peRo sin embargo me cuidaba.
  • A lo mejor si que me vendría bien una ducha.
  • Bien, voy a preparar el baño.
Una vez dentro del baño, con toallas y con el agua caliente rodando por mi piel, me volví a sentir persona. Mientras el vapor inundaba el baño, yo fui recordando por donde habían pasado los labios de Harry y todas esas sensaciones inexplicables que me causó. Cuando salí de la relajante ducha, me encontré con una camiseta holgada que me llegaba hasta las rodillas, y con la que con mi cinturón que llevaba en los vaqueros, ajusté como si fuera un vestido. Aspiré y pude deducir que esa camiseta era de propiedad de Harry por el cosquilleo que me provocó. Me cepillé el pelo y salí hasta el salón, para encontrarme con un Harry tirado en el sofá medio somnoliento. Me acerqué hacia el y le susurré en el oído.
  • Bella durmiente.
  • ¿¡Uh!? ah, Carolina, ¿como estuvo el agua?
  • ¡Perfecta! Pero no se que voy a hacer ahora, es que volver a mi casa...
  • Tranquila, en esta casa falta de todo menos habitaciones, puedes quedarte todo el tiempo que quieras y hacerme compañía.
  • Aw, ¿de verdad? ¡Gracias Hazza! No sabes lo que esto significa para mi.
  • De nada hermosa.
Dicho esto me lancé a sus brazos de nuevo para poder abrazarlo con fuerza. Eso de los abrazos ya se estaba convirtiendo en costumbre y la verdad es que me encantaba.
  • ¿Puedo hacer algo más por ti cariño?
  • Solo hay una cosa más que te voy a pedir...
  • Pídeme lo que quieras.
  • Que me beses otra vez.
Sonrió como un tonto, muy encantador la verdad, un tonto sexy y encantador. 
  • Sus deseos son órdenes. 
Y dicho esto volvió a presionar sus labios con los míos.